sábado, 18 de septiembre de 2010

Mi guerra personal

Lo que no escribí hace unos días es que en el fondo, lo que deseo es luchar contra el Deseo mismo, quien tanto pesar me ha causado, quien tanto me ha atormentado. Y cuando más convencido estaba de que renegando del deseo, había encontrado mi presente; reflexiono, recuerdo y pienso para ver que el deseo se encontraba tan cerca que de cerca pasó inadvertido. Quise oponerme al Deseo, y no pude desear peor cosa, pues el deseo ya estaba en mi. Y en el fondo me gusta, es lo que deseo.



A su vez, por distinto camino, Sino me demuestra una vez más mi soberbia, lo que fructifica en estupidez sino se controla. Por hoy me he salvado, soy más sabio para ser más niño. Gracias a los dioses.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Oh destino!! U otros dioses...



Siempre he pensado que para el desarrollo del pensamiento es necesario el ocio. Sólo en libertad para pensar en algo que no sea buscar la próxima comida se puede pensar en aquello que trasciende a la realidad más cercana. Es por ello que he de regocijarme de vivir donde vivo, con la suerte de verme condenado a pensar en todo aquello que nos rodea, a veces, tal y como digo, condenado, pues puede volverse en un exceso. Por ello habré de dar gracias al Destino, quien me ubica donde soy, pues de lo contrario no seria tal.
Sin embargo, mantengo una cierta lucha con Deseo, pues no llego a comprender porque nos oponemos a lo que el buen Destino nos depara y deseamos aquello de lo que carecemos. Aunque supongo que en eso consiste el deseo, en desear, y sólo se desea lo que no se tiene, aquello fuera de la esfera de nuestro destino. Así fue descrito ya hace dos mil años por los primeros ociosos, y tal vez sólo repetimos lo que ellos iniciaron por nosotros.

Entonces, ¿debiéramos luchar por sueños deseados, o seremos más felices navegando plácidamente por las aguas que nos ofrece nuestro destino?

Quién sabe a que dioses muertos hay que realizar esta pregunta...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Pensamiento temporal

 
 
Los pensamientos pueden atormentar si se realizan en la dirección inadecuada. Esto es, el pensamiento es nuestra manera de racionalizar el mundo para entenderlo, pero si se realizan erróneamente, nos pueden llenar de dudas sin respuesta.

Respecto a la dirección del pensamiento. Un pensamiento puede enfocarse al presente o desviarse a lo inexistente, ya sea pasado o futuro. El pensamiento que encontramos en el presente carece de movimiento, por ser donde es, no se desplaza. El pensamiento derivado hacia el pasado crea un movimiento retrógrado, que ancla el pensamiento a un hecho inexistente. El pensamiento proyectado hacia el futuro es incierto y crea un desarrollo inexistente pero muy dañino pues puede suplantar al pensamiento presente, el único que es.
 
Mantener el pensamiento en el presente, pero utilizando el pasado como experiencia previa y el futuro como planificación de nuestros pasos es la tarea para evitar pensamientos deletéreos.

Ahora bien, el modo de desarraigar estos pensamientos inadecuados es diferente en base a la dirección en la que se desarrollen. Para los pensamientos anclados en el pasado, hay que avanzar al tiempo presente. para aquellos desviados hacia lo imaginable en el futuro, transmutar futuro en presente.

Para destruir eficazmente la desviación hacia el futuro, no hay como avanzar hacia un futuro aún más lejano, donde su fuerza es tan tenue que no hay por más que regresar al presente purificado.