lunes, 25 de octubre de 2010

Horreur de ordenadeur




Como los comics que de pequeño leía, grito horreur, suponiendo que quiere decir horror, al ver como el único led que se enciende de mi ordenador da muestra de la catástrofe que ha acontecido. Un único led, verde, no verde esperanza, que ya quisiera; parpàdea por un segundo, para después retornar a su actual estado de mutismo y silencio. Ya no oigo el suave ronroneo del ventilador, ya no no me desespero por las mil y una funciones que mi querido "ventana con vistas" decide activar antes de poder dejarme escribir una sóla línea, ya no... porque murió. Sin avisar, porque nadie que posea ordenador puede pensar que un bloqueo más de losa habituales podía significar tanto, o tan poco. Y ya no está.

Ahora mendigo ordenador y acceso a la red, como un desahuciado digital, que carece de lo más básico. ¿Cómo responderé a un e-mail, cómo conoceré las opiniones de mis amigos al otro lado del globo y en la esquina de mi barrio, cómo podré saber que me ofrece la, ultimamente insulsa, cartelera de cine? Tantas cosas...

Hace poco escuché un término novedoso, fruto de nuestro tiempo: ignorante funcional. Al parecer aquella persona que carece de las dos herramientas más básicas de nuestro tiempo: el idioma del imperio y destreza con la maquina pensante. Con mi inglés tan oxidado como un trato viejo abandonado a la intemperie y muerta mi máquina pensante, ¿horreur! vuelvo a gritar, pues me estoy convirtiendo en un mendigo ignorante. Cuanta decadencia fruto de la desidia de un puñado de leds verdosos que han decidido apagarse para siempre.

¡Oh! ¡Destino! ¡Oh! ¡Dioses! Necesito un ordenador nuevo, a poder ser con un procesador y tarjeta gráfica más potentes...

lunes, 18 de octubre de 2010

Si yo fuera rico... tara ri ra ri ra ri



No volveré a repetirme al definirme como raro, pero el encontronazo que he sufrido hoy con la normalidad me ha dejado verdaderamente trastocado.

Pongámonos en situación, dentro de mi plan magistral para formar parte del bureau, asisto a clases de vasco, en las que puedo conocer gente de lo más variopinta, o mejor dicho, normal. Pues bien, hoy ha surgido el tema del dinero, o para ser más exactos, la idea de tener el dinero suficiente para no volver a trabajar. Dejando aparte los tópicos sobre si el dinero trae la felicidad o no, la mayor parte de la gente ha compartido la opinión de que, en el caso de tener tanto dinero, se aburrirían de no hacer nada.

Supongo que hasta aquí nada es necesariamente extraño, pero si se profundizaba en la idea, relucía un planteamiento espeluznante, por lo menos a mi entender. Se trata de lo siguiente, se aburrirían al carecer de un objetivo en la vida; objetivo que actualmente consiste en trabajar duro para poder acceder a la compra de un coche, en primer termino, y una casa en segundo.

De nada ha servido el proponerles viajar a lo largo y ancho de este mundo, puesto que también les terminaría cansando. Qué decir de estudiar algo de su interés, el estudio es visto únicamente como una vía para logar un trabajo cualificado. Ni siquiera he intentado explicarles la multitud de objetivos personales que se pueden desarrollar sin las limitaciones impuestas por tener que trabajar para ganarse el pan, o coche o lo que sea.

Todo esto me ha dejado francamente impresionado. Y aún ahora, cuando escribo estas lineas, me cuesta entender que haya personas cuyo único objetivo en la vida sea conseguir un trabajo para poder obtener coche y casa. 

De todas formas, lo que si entiendo es la soledad y sentimiento de hallarse perdido, a la deriva, de alguien que decide reflexionar sobre su propia vida desechando cualquier salvavidas emocional o camino mil y una veces recorrido por sus pares. Supongo que es el rechazo a esta angustia vital la que nos hace seguir las marcas dejadas por otros antes que nosotros, como una garantía de seguridad, aunque sea un camino marcado hacia el precipicio.



domingo, 17 de octubre de 2010

Dios, dioses.





ateo, a.

(Del lat. athĕus, y este del gr. ἄθεος).

1. adj. Que niega la existencia de Dios. Apl. a pers., u. t. c. s.

agnosticismo.

(De agnóstico).

1. m. Actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia. 

creyente.


1. adj. Que cree, especialmente el que profesa determinada fe religiosa. U. t. c. s.


Muchas definiciones son estas, pero estando en darles vueltas llegué a una conclusión, sin ser humano, no puede haber Dios. 


Tal y como ya escribí en otro momento, estimo que la religión es una forma de organizar unas creencias sobrenaturales que un hombre sabio o shaman de una de las primeras tribus humanas tubo a bien crear para dar una forma a todo aquello que escapa a la gran mayoría de los mortales. Esta idea que surgiría entre nuestros más primitivos ancestros bien pudo significar una herramienta positiva frente a la competencia con otras tribus que careciesen de ella. 

Y en ese mundo sobrenatural, no pudo por menos que aparecer uno o varios dioses, como voluntades de lo incognoscible. Así debió de comenzar la idea de Dios. Puesto que, ¿podría haber existido Dios antes de existir el ser humano?. Si se trata de una idea o "meme", no; puesto que no puede existir una idea sin mente o voluntad que la piense o exprese.

Supongo que hay quien pueda pensar que si la naturaleza de Dios es la de la ideas pensadas por el ser humano, Dios no existe, pero creo que en este argumento se peca de simplificar las cosas o de buscar demostrar la inexistencia de un Dios definido por algunas religiones. Además, no es esa mi intención.

Lo que es innegable es que lo que es pensado, una idea, existe como tal, a pesar de no ser tangible. Negar la existencia de todo cuanto no puede medirse o verse con los ojos sería negar demasiadas cosas de un plumazo, ¿o acaso alguien puede darme las coordenadas de sentimiento alguno?

Partiendo de la base de que existen los sentimientos, pues todos los hemos experimentado, a pesar de no haberlos medido, ¿Dios podría existir como un sentimiento más dentro de nuestra compleja naturaleza?

La mayor parte de los comportamientos humanos pueden ser explicados desde la etología más sencilla, puesto que seres naturales somos, a pesar del pensamiento de que nos alejamos de lo natural. Pero existen algunos comportamientos que trascienden nuestros instintos y no pueden ser explicados tan fácilmente, ¿o no? Tal vez sólo sean comportamientos complejos en apariencia, pero con una base natural difícil de apreciar.

Sea como fuere, la misma idea de Dios y el sentimiento religioso podrían ser entendidos como otros sentimientos inherentes al ser humano, como es el caso de los celos, el amor, la compasión, el arte o el nacionalismo; ideas a las que por otra parte nadie osa negarles la existencia. Entonces, ¿porqué se niega la existencia de Dios? Tal vez sea porque sus defensores no son capaces de aceptar las limitaciones de una idea, o porque sus detractores son incapaces de aceptar una idea que les es tan contraria. 

Así las cosas, ¿no puede existir Dios como un sentimiento humano, como el amor o el odio o el arte o el nacionalismo?





viernes, 8 de octubre de 2010

Aventuras y desventuras de un miércoles que estaba en medio



Todo empezó un miércoles que, como viene a ser habitual, estaba en medio, así como si tal cosa, sin meterse con nadie. El problema es que, aunque seas un miércoles normal, que no pretende estar más cerca del fin de semana de lo conveniente, ni mira por encima del hombro a ningún martes, por ser como son los martes; te puedes encontrar con un día festivo que cambia cada año, esos lunes de puente que ya no saben si son lunes o una re-edición del domingo... y cosas por el estilo, lo cual hace todo muy complicado.

Entonces es cuando todo parece resquebrajarse y uno ha de ir de un día a otro apagando fuegos, sujetando las columnas que amenazan con desplomarse sin previo aviso, y todo eso es agotador.
¿Y por qué todo esto? ¿Tal vez sea por tener un carácter de lunes? Pudiera ser.

Si en el fondo tienes carácter de lunes, pero decides vivir apartado de ese rol, tal vez seas visto con desconfianza; como un rival potencial por esos jueves que se aventuran a querer iniciar la semana; o mal entendido por esos domingos que no quieren darse cuenta que el siguiente día no es festivo, o quién sabe que otros problemas pueden surgir.


¡Qué complicado es vivir a lo largo de poco más de una semana!

PD: Desde aquí un agradecimiento a todos aquellos martes que me han apoyado desde su discreta posición.