jueves, 24 de marzo de 2011

Indefensión



Hoy he sentido indefensión ante un par de esas empresas de las que todos dependemos. En este caso ha sido luz-gas, pero podría haber sido cualquier otra: luz, gas, teléfono, banca...  

Porque otras cosas no son imprescindibles, yo no estoy obligado a comprar un determinado tipo de ropa o un televisor, pero las ya mencionadas, a ver quien es el listo que se libra de ellas.

Sea como fuere, se me ocurre, ¿no puede hacer algo la administración para defender los intereses de los ciudadanos? Pues esto se me ha ocurrido, y lo he remitido al Buzón ciudadano del Ayuntamiento. ¿Servirá para algo? Ah... misterio, misterioso...

Aquí esta la transcripción del mensaje:


Buenas,

A lo largo de mi vida me he visto en una situación de indefensión siempre que he tenido que negociar, reclamar o consultar cualquier cosa con una compañía de luz, gas, teléfono, etc. A pesar de informarte, siempre parece que a uno lo están engañando. ¿No hemos tenido todos esta sensación alguna vez?

El problema suele ser que las COMPAÑÍAS son mucho más grandes que los clientes, y que nuestro tiempo no está reservado para realizar tediosos papeleos que no alcanzamos a comprender, ni para esperar a que nos hagan caso, eso si nos hacen caso...

Por otro lado, cumpliendo con la legalidad, nos informarán en un correcto lenguaje jurídico. Lenguaje que siempre va a ser obtuso, y no nos deja claro si estamos consiguiendo una buena oferta o vendiendo nuestra alma a una de estas grandes compañías.

Así las cosas, ¿no podría la administración crear un punto de información/revisión de nuestros contratos?

Un personal con conocimientos jurídicos básicos y que se informe puntualmente de las ofertas del mercado podría ser de gran ayuda. Al fin y al cabo, todos los ciudadanos queremos lo mismo: conseguir un contrato que nos permita ahorrar lo máximo posible.

La situación actual, con mercados liberalizados, se me antoja más parecida a un bazar o mercadillo que a otra cosa; solo que en este caso me veo obligado a comprar la mercancía de unos puestos que se me antojan demasiado parecidos entre sí y cuyo idioma no entiendo.

Y eso me hace sentir INDEFENSIÓN.
 
 
 

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