jueves, 16 de septiembre de 2010

Oh destino!! U otros dioses...



Siempre he pensado que para el desarrollo del pensamiento es necesario el ocio. Sólo en libertad para pensar en algo que no sea buscar la próxima comida se puede pensar en aquello que trasciende a la realidad más cercana. Es por ello que he de regocijarme de vivir donde vivo, con la suerte de verme condenado a pensar en todo aquello que nos rodea, a veces, tal y como digo, condenado, pues puede volverse en un exceso. Por ello habré de dar gracias al Destino, quien me ubica donde soy, pues de lo contrario no seria tal.
Sin embargo, mantengo una cierta lucha con Deseo, pues no llego a comprender porque nos oponemos a lo que el buen Destino nos depara y deseamos aquello de lo que carecemos. Aunque supongo que en eso consiste el deseo, en desear, y sólo se desea lo que no se tiene, aquello fuera de la esfera de nuestro destino. Así fue descrito ya hace dos mil años por los primeros ociosos, y tal vez sólo repetimos lo que ellos iniciaron por nosotros.

Entonces, ¿debiéramos luchar por sueños deseados, o seremos más felices navegando plácidamente por las aguas que nos ofrece nuestro destino?

Quién sabe a que dioses muertos hay que realizar esta pregunta...

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