miércoles, 15 de diciembre de 2010

To wash or not to wash



No parece que esta entrada vaya a descubrir los entresijos del universo, ni mucho menos pretender buscar el origen del pensamiento humano, pero no puedo por menos que escribir unas líneas a algo tan cotidiano como fregar los platos.

En realidad lo que quiero hacer es contraponer dos situaciones tan dispares como lo son tener que discutir por unos platos que llevan dos días (de calendario) en el fregadero sin ser limpiados y discutir para impedir que tu pareja friegue, porque ya ha hecho suficiente.

Como bien he dicho, poco trascendental la situación; pero que en el fondo, bien puede usarse como piedra angular de la convivencia, o como mínimo, como un buen indicador de la existencia o ausencia de la misma.

Escribo esto para ser consciente de estas dos realidades que para bien o para mal he vivido personalmente gracias a las personas que en un tiempo u otro he elegido para compartir vida, casa y, como no, fregado.

Sólo me queda dar gracias a los dioses por estar acompañado ahora por quien se preocupa por fregar tanto como yo; y recordarme a mi mismo lo fácil que se olvida lo que fueron unos platos que, en un momento pretérito, pernoctaron hacinados en un pequeño cubículo metálico a la espera de alguien que los rescatase.

A veces las cosas simples significan mucho, otras, demasiado.

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