lunes, 30 de noviembre de 2009

Armas de la Prehistoria y la Edad Antigua


Sin pretender profundizar en la descripción de la Prehistoria y la Edad Antigua, a continuación se presentan las características más importantes de las primeras edades del hombre, siempre enfocadas desde la perspectiva de las armas blancas.

La Prehistoria viene definida como el periodo temporal comprendido entre la aparición del ser humano y el desarrollo de la escritura o, según autores, de la estructuración de algunas sociedades dando lugar a los primeros estados. Durante este periodo se diferencian dos importantes momentos, la edad de piedra, donde las armas y herramientas están fabricadas con este material, aparte de madera y huesos o astas de animales; y la edad de los metales, cuando el ser humano inicia el uso de metales para la fabricación de armas y otros instrumentos. A partir de este momento se empieza a hablar de la Edad Antigua; periodo histórico de las primeras grandes civilizaciones de Oriente Medio y la cuenca del Mediterráneo.

La colección comienza con armas-herramienta creadas por el hombre utilizando elementos de su entorno. Lo que diferencia al ser humano de otros animales que también usan piedras o palos como herramientas, es que el ser humano comenzó a guardar las piezas “idóneas” para una determinada función y que en cuanto pudo comenzó a crearlas modificando los elementos presentes en la naturaleza. De esta manera se convierte en creador de sus propias armas-herramienta, objetos que no abandonará después de ser utilizados a diferencia de otros animales.

Respecto a la edad de los metales existe una amplia variedad de armas de bronce y hierro que abarcan desde el inicio del uso de los metales por parte del ser humano, hasta piezas de una mayor complejidad. Lo destacable es que, aunque las técnicas de fabricación hayan cambiado desde entonces, los diseños básicos que se crearon en un tiempo tan remoto han pervivido durante toda la historia de las armas blancas. Esto es, armas cortantes y/o punzantes de una mano como las espadas; armas con un asta o mango de madera como hachas y lanzas; y armas con una función ornamental o votiva, que en muchos casos pierden su capacidad ofensiva.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Tierna ternura de plástico


Hace días que trabajo sin descanso, literalmente de sol a sol, sin tiempo para estresarme siquiera; al menos se trata de un trabajo que me gusta, pero qué pequeños parecen los plazos cuando comienzan a terminarse... que estrés, tengo mil y una tareas pendientes, y mi querido ordenador que no quiere trabajar más rápido, y yo sin tiempo, que estrés... ¡necesito chocolate!

Y así lo hice, me decidí por una fuerte sobredosis de chocolate; en un sitio nuevo, una de esas modernas cadenas con ese aire antiguo de bote, prefabricado, pero que hasta me gustan. Miré una y otra vez la carta, y tras mucho meditar, me decidí por algo sencillo y lleno de lo que venía a buscar: crep rellena de chocolate, acompañada de chocolate caliente con nata y trozos de galleta, para que pasase la crep. La dulce muerte de un diabético...

Surtido de chocolate hasta las cejas, me dirijí a nuestra querida plaza de cemento luz y agua, pues la tarde acompañaba, cosa rara en nuestra ciudad, y había que aprovechar. Fue entonces cuando las vi, ellas no me miraron, bueno, no a mi, tan sólo a la ingente cantidad de chocolate que me disponía a devorar, y no me llamaron más la atención. Eran dos ancianas que, sin mucho más que hacer, veían pasar a los transeúntes de aquí para allá.

Yo proseguí con mi sobredosis anti-estrés, emulando a mis compañeras de banco, mirando al espectáculo que es la gente en su ir y venir y entonces vi algo que me agradó, que me pareció tierno, cuanto menos curioso. Una de las ancianas, de cara arrugada y afable, sacó un trocito minúsculo de plástico de su bolso, un trocito de plástico con burbujas, esas burbujas que tanto nos han divertido, esas burbujas que hemos explotado a miles siendo niños, y comenzó a explotarlas tranquilamente mientras en su cara se dibujaba una sonrisa. Su compañera la miró divertida y también rió.

Qué sencillo, que sencillamente tierno.



viernes, 20 de noviembre de 2009

El buen estudiante


El texto siguiente no es de mi creación, pero se trata de algo que he leído por pura casualidad y que me ha impactado de cierta manera. Se trata de una redacción de inglés de un niño de unos 12 años, aunque la resumiré un poco.

"Tom era un niño de 12 años,era el mejor estudiante de su clase y por eso nadie quería ser su amigo. Un día unos chicos de clase le ofrecieron salir con ellos, a pesar de que en breve había un examen, decidió aceptar, ya que era la primera vez que tenía amigos. Cuando le dejaron se encontró con su madre, quien le castigo sin cenar la noche siguiente. Tom había decidido estudiar esa noche, y como tenía mucha hambre, no pudo estudiar bien. Al día siguiente, durante el examen, Tom pensó que podía suspender y se prometió a si mismo no volver a cometer ese mismo error otra vez"

Bueno, este es un cuento triste de un estudiante de 12 años. La visión de este niño para mi es desalentadora y me atrevo a pensar que, sino es su caso, se trata del reflejo de alguna realidad cercana. Como moraleja podríamos sacar:

"Esfuérzate a pesar de tu propia vida, así prosperarás en esta sociedad"

Y que esta sea la visión de un niño de 12 años me parece terrorífico, ¿cuándo se dará cuenta de que las notas del colegio en realidad de poco o nada sirven en la vida?, y tantas otras cosas que en realidad nunca servirán de nada... Supongo que, siendo un tierno infante, esto nos transmite de manera indirecta que es lo que piensa su madre, madre castigadora, aún no se bien por qué. De seguir así supongo que seguirá siendo el mejor estudiante de su clase, y de su instituto y se acabará doctorando en alguna carrera que haya elegido su madre...

Pero bueno, tal vez no sea así, tal vez haya motivo para la esperanza; pero desde luego me parece muy preocupante que esta sea la redacción de un niño de 12 años.



miércoles, 4 de noviembre de 2009

En las llanuras sin nombre


Imaginemos un tiempo muy lejano, tal lejano, que aún el hombre casí no era hombre, tan solo uno de los muchos animales que habitaba las grandes praderas sin nombre. Pero ya era diferente, muy poco, pero si lo suficiente, tenía la extraña capacidad de ver cosas que no estan.

Ahora imaginemos uno de los pocos grupos de humanos, agregados para sobrevivir mejor ante un entorno hostil, de no más de un par de familias, algunos adultos y sus crías, nada más. Y entre ellos, aquel cuya capacidad, para ver lo que no es y lo que pudo ser, esta más desarrollada. No es un individuo muy diferente al resto, externamente no, por lo menos; pero cuenta con un don que le permite ver un poco más allá de las semillas y frutos que supondrán la próxima comida. Su nombre, un impronunciable sonido de una lengua del inicio de los tiempos, pero para nosotros es Lalat.

Latat es capaz de ver lo que no esta, y eso, aparentemente inútil, le permite pensar con una dimensión más que el resto de sus congéneres; y eso es mucho, pues multiplica sus capacidades por dos. No es el líder del grupo, ese puesto se reserva para el macho dominante, aquel más fuerte,el que protege al grupo de las amenazas externas. Pero si es a quien el grupo escucha, quien sirve de guía, pues reconoce la tierra por donde pisa, cosa que otros no hacen más que olvidar. Lalat ayuda a que el grupo sobreviva mejor, es bueno para el grupo, y el grupo agradece contar con Lalat.

Sin embargo, Lalat también es un individuo solitario, ajeno al grupo donde nació debido a su extraña capacidad. Pues, a pesar de su utilidad, el grupo también reconoce que hay algo que diferencia a Lalat de ellos. Lalat es diferente y a veces se le mira con asombro o veneración, otras con envidia y extrañeza. Esta situación no ayuda a integrar a Lalat en el grupo, pero si le ayuda a desarrollar cada vez más sus capacidades, en solitario, pues nadie puede comprender lo que no esta y el ve.

Con el paso del tiempo los líderes cambian, unos mueren en luchas con otros grupos, otros en las fauces de alguna bestia, los más son usurpados por individuos más jóvenes ávidos de poder; pero Lalat permanece, no hay quien usurpe su puesto, ni quien quiera. Lalat es anciano, y nunca parte con los guerreros, cuando esta en el grupo muchas veces se le ve rodeado de niños, quienes mejor comprenden sus palabras, otras ayuda a tomar las decisiones de importancia para el grupo, pues su experiencia es grande y siempre parece conocer algo más de lo que el resto conoce.

El tiempo ha hecho de Lalat el guía de su clan, a quien todos respetan, a quien todos escuchan en las cálidas noches junto al fuego. Y sin embargo, a Lalat no se le escapa que no es diferente del resto. Que todos sus congéneres son tan capaces como él de ver más allá, tan sólo un poco más allá, pero que en realidad, en lo mas hondo de sus espíritus, no lo desean, que prefieren que sea él, Lalat, quien mire a las cosas que no desean ver, que él decida por la senda que se ha de tomar, que él les guía por la oscuridad.

Y bien, ¿que hace Lalat al respecto?, pues nada, o casi nada, buscará entre aquel que sea capaz de soportar su carga, que este dispuesto a vivir con el grupo pero fuera de el, y le intentará enseñar todo lo que en su vida ha conocido, para que su clan no quede sin guía, para que la luz de su espíritu no se apague tras su desaparición, para crear un discípulo. Y con esto comenzar algo que mucho tiempo después sera parte integrante de la cultura, de la civilización humana, algo en lo que miles de individuos, descendientes de estos clanes de la llanuras sin nombre, depositarán sus esperanzas, sus miedos, sus dudas y su capacidad de ver lo que no esta, algo que será conocido como religión.