lunes, 8 de marzo de 2010

Solitario anochecer...

Era noche cerrada, desde la ventana apenas se distinguían las luces de las aldeas distantes, los últimos carruajes habían partido ya y apenas quedaba rastro de los invitados del duque. Sin embargo, éste continuaba pensando en todo lo acontecido, repasando cada detalle de lo que se había hablado, valorando las posturas de los diferentes interlocutores, intentando prever los siguientes pasos a seguir, las decisiones que se habrían de tomar tiempo después. 

Y esto lo agotaba, hacía mucho tiempo que no se celebraba un concilio semejante entre los muros de su apartada residencia, mucho tiempo desde que nobles venidos de cerca y de lejos se juntaran para debatir objetivos comunes a seguir, mucho tiempo desde la última vez. Desde la caída de los territorios del este... desde la guerra civil de Ortang. 

Tal vez era eso lo que lo desgastaba por dentro, lo que ocupaba su mente hasta la extenuación. El miedo a vivir otra guerra civil, el miedo a no ver ninguna señal de la caída inminente, como le pasó la última vez. 

Aunque claro, todo era diferente, sus dominios eran ahora prósperos, los nobles que frecuentaban su morada no eran los de antes, todo era distinto, y sin embargo, el miedo permanecía y obligaba al duque a pensar en cada uno de los detalles, a intentar predecir las acciones y reacciones del resto de nobles... porque, a fin de cuentas, ¿no eran personas lo mismo que aquellos nobles olvidados? ¿que aquellos ingratos que juraron destruirle?

El reloj hizo sonar las doce por los pasillos del palacio y por un segundo sorprendió al duque que, junto a la ventana, mirando la negrura de la noche, se encontraba perdido en sus pensamientos. Fue entonces cuando la duquesa, amante compañera del duque, entró en la sala y se acercó a este preocupada por su semblante cansado y ausente. 

-¿Te encuentras bien? Ya es noche cerrada y deberías acostarte- dijo mientras posaba dulcemente sus manos en la sien del duque, en un acto que nunca adivinaría cuan importante era en aquel momento de debilidad, de cansancio, de soledad...


Espantados fueron los oscuros pensamientos, desechada la soledad...

1 comentario:

  1. No tengas temor;
    "Mitos" camina con paso firme y seguro, y lo forman corazones bravos pero humildes, apasionados pero sencillos...
    Que no oscurezcan tu alma pensamientos salidos de otras eras, pues nada tiene que ver el hoy con el ayer.
    Un abrazo!

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