viernes, 29 de enero de 2010

Los gigantes discretos


Hace mucho, mucho tiempo, fruto del capricho de algún dios, vieron la luz de nuestro mundo unas tímidas criaturas de portentosas características, los gigantes discretos.

Extraños eran estos seres, gigantes por su gran tamaño y discretos por su natural timidez, pues al temer asustar al resto de criaturas con su descomunal tamaño, buscaban siempre pasar desapercibidos. Eran pacíficos, bondadosos y, en caso de superar su reparo a tratar con otras criaturas, acontecimiento en verdad escaso, muy hospitalarios y amables.

Su cuerpo era grande, alcanzando alturas de entre tres y cuatro metros; aunque se dice que los más ancianos de entre ellos llegaban a mirar desde arriba a las montañas, pues era natural en esta raza no detener su crecimiento a lo largo de toda su existencia. Su longevidad era tan legendaria como su altura, habiendo algunos que habían sido testigos discretos de las primeras edades del hombre.

Antiguamente su refugio habitual eran bosques y montañas, donde podían confundirse con las rocas o los árboles, gracias a una capacidad de mimetismo que los hace irreconocibles. Sin embargo, con el tiempo, aunque aún quedan muchos gigantes discretos en riscos y bosques inhóspitos, han cambiado su ancestral refugio por otro más... moderno.

En el siglo XIX se realizó uno de los primeros estudios que avalaron la en aquellos momentos revolucionaria teoría de la evolución. El organismo a estudio fue una pequeña mariposa de alas blancas que buscaba refugio en la corteza de los abedules, también blanca, donde los depredadores eran incapaces de encontrarla. Este comportamiento natural de mimetismo con el ambiente se vio modificado a causa del proceso de industrialización de las zonas de distribución de esta pequeña mariposa de alas blancas. 

La contaminación de las chimeneas oscureció las cortezas de los árboles con una fina capa de hollín. Cambiado el color de las cortezas de los árboles, estas pequeñas mariposas blancas pasaron de encontrarse en un lugar seguro, al ser indistinguibles del entorno, a ser un blanco fácil para los depredadores al evidenciarse el contraste entre el blanco de sus alas y el hollín de las cortezas. 

Sin embargo, esta pequeña mariposa sobrevivió gracias a una rareza que venía ocurriendo desde tiempo atrás. De vez en cuando, entre esas mariposas de níveas alas aparecía una con tonos más oscuros y apagados. Normalmente esta mariposa oscura era blanco fácil de los depredadores, pues al igual que sus blancas compañeras, buscaba refugio en la blanca corteza del abedul. Pero mudado el color de la corteza, esta mariposa oscura pudo sobrevivir a sus otras compañeras de color más claro. En un tiempo en las zonas afectadas por la industrialización sólo se pudo encontrar mariposas oscuras, de tonos apagados que permitían mimetizarse con el nuevo color de las cortezas de los árboles.

Supongo que a estas alturas os preguntareis que relación puede tener esto con los gigantes discretos, pues bien, tratándose también de organismos miméticos, al igual que nuestras pequeñas mariposas estos seres hubieron de adaptarse a un entorno cambiante. Por lo tanto, si en un tiempo pasado estos gigantes fueron conocidos como trolls de piedra, hombres árbol, etc, por ser estos elementos con los que se confundían, actualmente es entre las obras del desarrollo del hombre donde podemos encontrarlos, bueno, si somos capaces de verlos, claro. 

Así que si alguna vez te sientes sorprendido ante la idea de que un trozo de ese destartalado edificio te ha guiñado un ojo, o ese puente esta repleto de lo que pudieran ser caras, tal vez sea que estás siendo testigo de la pervivencia de una de las criaturas más tímidas y de mayores proporciones que ha hollado esta tierra.


                 Extraído de "Nociones Básicas de Criptozoología Moderna"

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