miércoles, 27 de enero de 2010

Para mi... nada, gracias.



Hace un par de días quedé para comer y tomar algo con unos amigos. Hasta aquí nada fuera de lo normal, pero siendo como soy, se dio una situación extraña. Tal y como es típico, cambiamos de bar un par de veces y la gente pidió una nueva bebida en cada bar. Yo, después de haber gozado de una opípara comida, no era capaz de tomar nada más, y de hecho, no me apetecía; así que no pedí nada. Parecerá raro, pero cuando me apetece, tomo algo; cuando no me apetece, no.

Pues bien, lo que me extraño fue que uno de mis amigos elogió mi actitud: "Jo, admiro que seas capaz de no tomar nada cuando no puedes con nada más", que pude decir ante esto... pues no, aunque parezca mentira, no tomo nada.

Tal vez sea que mi sentido gregario esta algo trastocado, tal vez sufra de algún trastorno para relacionarme o padezca algún tipo de incompatibilidad para socializar correctamente, tal vez busque una manera de rebelarme contra el sistema que nos hace depender de decisiones ajenas ante las cuales no somos capaces de defender nuestra individualidad...

... o tal vez, simplemente, no me apetezca nada.

1 comentario:

  1. Yo creo que el que no sabe todavía decir no es tu amigo.

    ResponderEliminar